La mesa ratona trasciende lo utilitario para convertirse en un gesto de contemplación. La superficie ondulada de la madera evoca el movimiento del agua y transforma la materia en paisaje. La estructura metálica, mínima y precisa, enmarca la pieza sin restarle protagonismo, reforzando su carácter casi escultórico. Es un objeto pensado para habitar el espacio con sutileza y presencia a la vez, donde la textura se convierte en experiencia y la forma en lenguaje.
